Nuestras
dudas se disiparon tan pronto como el maestro Roberto Sánchez comenzó su clase
matutina, centrada monográficamente en el agarre katate ryote dori . Durante
dos horas el maestro se esforzó en inculcarnos su aplomo, la importancia de la
posición y del gesto (aun el más pequeño),
la necesidad de encontrar el tempo
y a distinguir entre los esencial y lo superfluo en cada técnica. A pesar
de las limitaciones espaciales, los aikidokas allí presentes se dejaron
contagiar por la seriedad e intensidad de su aikido, en ningún momento declinó
el ritmo y, a pesar de que las caídas se sucedieron sin tregua, podemos
congratularnos de que no se produjo ningún percance o accidente.
Tras
la comida, un placentero paréntesis para reponer fuerzas e intercambiar
impresiones, Roberto Sánchez realizó una
estimulante propuesta de trabajo a partir de ushiro ryote dori , regida por los mismos principios básicos que
habían presidido la sesión de la mañana y que, pese al cansancio acumulado y al
calor, nos dejó a todos los presentes ganas de más y mucha materia de reflexión
y estudio para el futuro.
Vaya desde Cuenca nuestra gratitud tanto para el maestro Roberto Sánchez, por su dedicación y su entrega, como a todos los presentes, que hicieron un verdadero esfuerzo por acompañarnos y sin los cuales el curso no habría sido el mismo, la demostración práctica de que no importa tanto el número de aikidokas por metro cuadrado de tatami como el espíritu que los guía. A todos os esperamos con los brazos abiertos el próximo año.
Eduardo Ruiz